Tu alma, en la tumba de piedra gris
Estará a solas con sus tristes pensamientos.
Ningún ser humano te expiará
A la hora de tu secreto.
¡Permanece callado en esa soledad!
No estás completamente abandonado:
Los espíritus de la muerte en la vida te buscan
Y en la muerte te rodean.
Te cubrirán de sombras, ¡permanece callado!
La noche, primero tan clara, luego se oscurecerá
Y las estrellas no mirarán más la tierra
Desde sus altísimos tronos en el cielo,
Con su luz de esperanza para los mortales.
Pero sus globos rojos apagados,
En tu hastío, tendrán la forma
De un incendio y de una fiebre
Que te poseerán para siempre.
De tu espíritu no podrás desterrar las visiones,
Que ahora no serán rocío sobre la hierba.
La brisa, aliento de Dios, es silenciosa,
Y la niebla sobre la colina,
Oscura, muy oscura, pero inmaculada,
Es un símbolo y una señal.
¡Cómo se extiende sobre los árboles
El misterio de los misterios!
Edgar Allan Poe