Trazar un círculo crea un espacio sagrado para venerar, meditar, sanar, crear y comulgar con los reinos espirituales. Esta Luna llena en Virgo llega justo antes de Ostara. Antiguas piedras erectas, templos y zigurat dibujan bóvedas que enmarcan la luz del sol naciente en el equinoccio de primavera.
Aunque los modernos paganos no hayan construido el próximo Stonehenge, sus encuentros empiezan por un ritual de trazado de un círculo para crear un espacio sagrado orientado y definido por los puntos cardinales, justo como las antiguas piedras erectas.
El practicante solitario (no vale hacer chistes guarros) quizá desee conseguir una alfombra y pintar una cruz en él. Orienta la cruz hacia cada punto cardinal y medita en cada asociación elemental y símbolo de ese cuadrante.
Cuando se reúna el coven, realiza ofrendas a cada elemento direccional al trazar el círculo. En especial, honra al este y el sol levante del equinoccio. Recalca que el círculo es un espacio sagrado donde los miembros del coven se han reunido para encontarse con lo divino, para elevar su persona diaria y conectar con las estaciones, con el pulso de la rotación terrestre y la luz de la Luna que da vueltas. Ese vínculo es el eje de la espiritualidad pagana y de la Tierra.
Elizabeth Hazel
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