El cielo del norte es amplio y de color negro sin mácula.
Una vasta extensión que la mayoría rehuye mirar,
Pero Aningan, la Luna , señala el camino
de los caribus y las focas, así no se perderán.
Unos perros aulladores tiran de su trineo,
que está sobrecargado de pieles, colmillos de marfil y comida.
Guárdanos, Luna Valiente, mientras pasamos por tu lado,
venimos a ti como compañeros de caza, de silenciosos pies.
Suplicamos tu intervención, que nos ayudes
frente a los desafíos que nos presenta la caza.
Nos enfrentamos al viento del invierno, al calor del verano,
pero sabemos que con tu sabiduría, no fallaremos.
Por muy duro que sea el camino, tu paciencia no tiene límites.
Eres un ejemplo para todos nosotros.
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