Nacisteis juntos y permaneceréis para siempre.
Estaréis juntos cuando las blancas alas de la muerte
esparzan vuestros días.
Y también en la memoria silenciosa de Dios estaréis juntos.
Pero dejad que crezcan espacios en vuestra cercanía.
Y dejad que los vientos del cielo libren sus danzas
entre vosotros.
Amaos con devoción, pero no hagáis del amor una atadura.
Haced del amor un mar móvil entre las orillas de
vuestras almas.
Llenaos el uno al otro vuestras copas, pero no bebáis
de una misma copa.
Compartid vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo.
Cantad y bailad juntos y estad alegres,
pero cada uno de vosotros sea independiente.
Las cuerdas del laúd están separadas aunque vibren
con la misma música.
Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero
se adueñe de él.
Porque solo la mano de la Vida puede contener los corazones.
Y permaneced juntos, pero no demasiado juntos.
Porque los pilares sostienen al templo, pero están separados.
Y ni el roble crece bajo la sombra del ciprés,
Ni el ciprés bajo la del roble.
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